Son tiempos dramáticos para todo el mundo. Tenemos un gran problema de salud pública pero lo que además tenemos llamando a las puertas es una grave crisis económica. Entre los sectores en los que más duramente está golpeando esta crisis se encuentra el de la cultura y en particular el de la música en directo donde me afecta directamente.
Es por ello que los músicos profesionales debemos de unirnos de una vez por todas y tratar de luchar por nuestros derechos. Es absolutamente imprescindible una regularización de la profesión a todos los niveles. Así que desde que se creó el sindicato AndaJazz-pro hace más de tres años, me uní sin pensármelo dos veces. Aún así he decidido dar un paso más y actualmente formo parte de la junta directiva como vocal para poder trabajar desde la primera línea de acción.
Se han conseguido importantes avances en los últimos tiempos gracias al esfuerzo conjunto de este sindicato y otras muchas plataformas y sindicatos nacionales. Tanto es así que por fin se ha creado la Unión de Músicos profesionales de España a la que Andajazz-pro se ha sumado. A través de esta plataforma se ha conseguido elaborar el estatuto del artista recientemente aprobado y se ha presionado para conseguir las ayudas a este sector que se han implementado durante el estado de alarma. Así que te animo a echar un vistazo a ambas páginas web para ver todo en detalle.
Siguiendo con mi reflexión personal, hay un modelo en el que fijarse que me parece interesante: El modelo francés. Allí hay 2 categorías de músicos con distintos derechos y obligaciones: músicos amateur y profesionales. Ambos son superválidos y necesarios. Ni mejor ni peor. La cosa es que para acceder a la categoría de profesional se deben reunir varios requisitos. Por ejemplo un número de conciertos al año (bastante exigentes por cierto) que aseguran un paro por la intermitencia o un mínimo salario regulado, entre otros muchas características.
Por otro lado, los amateur no pueden acceder a los mismos derechos (aunque sí a otros) y no tienen los mismos deberes. Es una manera de mimar el tejido cultural profesional sin excluir a nadie, ya que el músico amateur es imprescindible y el otro es un tesoro nacional que debemos proteger a toda costa.
Se me ocurren muchos motivos para hacer esta diferencia, pero para mí son imprescindibles entre otras cosas porque:
1. Antes de profesional el músico pasa x amateur.
2. La música no es propiedad exclusiva de músicos. Todo el mundo puede crear y participar sin necesidad de profesionalizarse. Alumnos de escuelas, gente con otros trabajos, gente retirada, niños, etc.
3. Acerca la música directamente a gente que de otra manera no lo haría. Por ejemplo, los amigos y familiares que los apoyan. Eso ayuda a crear un tejido cultural sólido, ya que forma un público con interés en este arte.
Lo que sí es importante es distinguir el profesional del aficionado, ya que si no se crean injusticias y vemos casos de intrusismo laboral que todos conocemos. Es cuestión de diferenciarlos para que haya unos deberes y derechos adecuados a cada uno. No quiere decir que el amateur no pueda cobrar (incluso cobrar mucho y bien), sino que se fijen unos mínimos dignos para los profesionales.
Si un programador quiere contar con músicos profesionales no debería poder pagar por debajo del convenio previamente aprobado por sindicatos. Los máximos los marca la oferta y la demanda. Si el grupo amateur disfruta de gran éxito y llena salas o negocia un buen caché con un local o un festival tiene su pleno derecho a ganárselo.
Para poder considerar quién es músico profesional creo que debería definirse bien la profesión. Ahora mismo no está bien definida, ya que además de la falta de voluntad política para ello se junta que el perfil de músico es muy heterogéneo x la cantidad de trabajados distintos asociados y no siempre está claro. Y por supuesto la desunión y falta de asociacionismo. Lo que sí está claro es la intermitencia e irregularidad, así que es muy necesario cubrir aquellos periodos inactivos con un sueldo para que no se precarice y tenga que “buscarse la vida”.
Se me ocurre que podría haber varios requisitos para convertirte en pro. Dicho pronto y mal podrían ser: ser contratado X bolos al año como profesional (como en Francia), titulación, méritos profesionales, pertenencia a un colegio de músicos, obtención de un carnet, oposiciones, etc. Una vez queda claro lo que es la profesión y quién es el pro y quién no, entonces debería de tener toda una legislación asociada tanto para unos como para otros: en definitiva, qué derechos y deberes corresponden a cada uno. Para velar por ello debería haber sindicatos y asociaciones que representen a cada colectivo para ir mejorando/adaptando la regulación.
Los amateurs (que podrían llamarse “músicos semi-profesionales discontinuos“ que suena mejor) por tanto son aquellos que no cumplen esos requisitos. ¡No sería nada malo! ¡ojo! Simplemente distinto ! El amateur como dije antes es imprescindible. Puede ser músico discontinuo un profesor de conservatorio que haga bolos aparte de su trabajo por ejemplo. Puede ser un virtuoso pero seguramente no podrá dedicarse a tocar únicamente ni acogerse al paro porque no le interese renunciar a su plaza. Pero sí puede hacerse los bolos que le interesen. Eso no quita que pueda cobrar 1000€ por hacerse un bolo.
O por ejemplo aquel que tiene un negocio particular y tiene aparte un exitoso grupo de Rock y quiere hacerse bolos y festivales llenando salas. Aún así, aunque haga gran fortuna con ello, si no llega a cumplir con los requisitos estipulados pues no podrá optar a las ventajas exclusivas de un profesional.
De todas maneras creo que queda un largo recorrido por hacer y plantear esto de un día para otro es inviable. Debe ser un proceso que debe asentarse culturalmente de base y poco poco. Pero en eso estamos, empezando a caminar…
Me parece un planteamiento totalmente lógico y coherente, y por supuesto justo y necesario. La música es un arte de primer nivel y los que han dedicado su vida al estudio y desarrollo de la misma es de justicia que se vean amparados por una legislación que les dé la cobertura necesaria en cualquier situación que se presente. Todo mi apoyo a que prospere iniciativas como ésta. Ánimo.
Esperemos que podamos conseguirlo en breve! Gracias por dejar tu comentario Ignacio!
Javi que pasa con el músico de corazón y alma que no reúne los requisitos? Conozco mucho músicos de alma y no de titulo y son capaces de hacer su trabajo o llevan muchos años en ello.
Muchas gracias por comentar Isra! Evidentemente no hace falta un titulo para ser un musico execelente y no por el hecho de tenerlo te hace bueno. Eso por descontado. No tiene nada que ver con eso. A mi entender se trata de profesionalizar este trabajo. Si un musico sin título ni formación academica es contratado como tal, en el caso que propongo sería considerado como tal y por tanto adquiriria los derechos y oblicaiones que le correspondiesen. Basicamente lo que digo es que para ser musico profesional debes de reunir alguna de estas condiciones a modo de sugerencia (es mi humilde opinion).: ser contratado X bolos al año como profesional (como en Francia), titulación, méritos profesionales, pertenencia a un colegio de músicos, obtención de un carnet, oposiciones, etc. Una vez queda claro lo que es la profesión y quién es el pro y quién no, entonces debería de tener toda una legislación asociada tanto para unos como para otros: en definitiva, qué derechos y deberes corresponden a cada uno. Para velar por ello debería haber sindicatos y asociaciones que representen a cada colectivo para ir mejorando/adaptando la regulación. Creo que de alguna manera hay que distinguirlos porque ahora mismo no hay manera de distinguir un musico profesional de un aficionado de un papanatas